viernes, 13 de febrero de 2009

El Domingo del Leproso


Como preparando el Domingo, Marco 1, 40-45, relata como un leproso pide a Jesus ser limpio. En aquel tiempo ser leproso era signo de estar fuera del pueblo, de la comunidad, era como un pecador. Jesus escucha su pedido, se acerca y le devuelve la belleza de ser sano, integrarse al pueblo, perdonado y limpio. Eso es ser hijo de Dios, ser semajante a Jesus, capaz de contactar directamente a las personas, escucharlas y darles el amor de Dios.
La Celebracion de la Eucaristia, la comunion con Jesucristo nos integra a la comunidad, nos devuelve la belleza de ser amados y capaces de amar como lo hizo Jesus.
La calle, la vida diaria, el hermano o hermana necesitados , lo nuevos "leprosos": quien es el Jesus que lo escucha y le tiende una mano para enbellecerlo?

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